lunes, 26 de mayo de 2008

Esther, Lovaina y pasta

Sigo recorriendo el mundo a lo largo y ancho. Esta vez ha tocado Lovaina (Bélgica) simplemente porque Esther, mi ahijada, está estudiando ahí con un Erasmus. Desde Tübingen no está tan, tan cerca pero visto desde Espana, está más o menos al lado. Si cogemos el mapa de Centroeuropa parecen dos puntos cercanos pero... coge el coche, hazte 6 horas y baja a hacer turismo. Mi cuerpo ya está para pocas y no digamos el de mi elemento alemán, a él hay que sacarle " sillita bebé" en cuanto empieza a ver piedras. Ay qué ver que mal resultado dan estos teutones! se rompen y estropean a la mayor brevedad, su rendimiento es muy a corto plazo, exponerlos a un esfuerzo extra es cargártelos. Bien como decía, ahí está Esther que dicho claramente se lo está pasando a lo grande y dando el callo lo mínimo aceptable pero ...eso es un Erasmus. Disfrutar y pasarlo bomba, viajar y conocer gente que probablemente no se volverá a ver, salir, festejar, beber, trasnochar y aprender a buscarte la vida por primera vez.


Lovaina como ciudad parece muy agradable, la típica ciudad de estudiantes...con un marcha!!!!! El que estudie ahí lo tiene claro, mucho bar de copas y todos llenos hasta la madrugada. A Esther la cara de cansada le delata .Qué si la bici cansa... qué tengo que hacer la colada...qué si el super... qué si vienen a cenar los italianos etc..... Mucho lío y demasiado movimiento. Eso es lo que hay ahí.
La ciudad es de edificación baja y antigua, con centro histórico muy conservado y fácil de manejar sobre todo en bici. Edificios imposantes como la Catedral, el Ayuntamiento y la Biblioteca, sin olvidar el pueblecito de" las solteras y viudas pías" romántico y bucólico, además de tamano bolsillo. Agradezco a Esther que decidiera ir ahí a pasarlo bien porque de no ser por ella, Lovaina para mí no existiría más que en el mapa, como un punto no tan cercano en Centroeuropa y oculta entre burócratas y chocolates.
Ah y por cierto! entre piedra y paseo hemos comido a todas horas pasta, porque uno de los del grupo de tres que eramos, se levantaba y acostaba piando por los restaurantes italianos y la pasta siciliana. Premio a quién adivine quén de los tres fue.